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Comprar perfumes sin probarlos ya es una realidad. Las compañías de moda y belleza se adaptan a las exigencias de la nueva normalidad según van pasando las semanas. La cosmética ha tenido que idear nuevas posibilidades en un mundo en el que está prohibido probar los artículos de belleza (por razones de higiene obvias).
Una vez más, la tecnología se ha convertido en una gran aliada de estas empresas, que invierten gran parte de sus presupuestos en investigación sobre cómo adaptarse a los tiempos del Covid-19. En este sentido, la española Puig, que en 2018 ya había implementado la aceleradora Puig Futures, ha desarrollado una nueva tecnología que permite conocer cómo huele un perfume sin necesidad de probarlo.
El sistema es capaz de detectar y resaltar la familia olfativa de todas las fragancias y sus ingredientes dominantes. Además, ofrece también opciones disponibles en la perfumería teniendo en cuenta las preferencias del cliente para que comprar perfumes sin probarlos sea ya una realidad.
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El futuro es el código QR
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Todo esto es posible gracias a una nueva tecnología que asienta su base de funcionamiento en los, ya famosos, códigos QR. Al llegar a la perfumería, el cliente deberá escanear dicho código con su smartphone. A partir de entonces, al enfocar los frascos o los packaging con la cámara del dispositivo, AI.lice –así han bautizado a este sistema–, analiza automáticamente la información recibida a través de una base de datos y muestra los datos a través del teléfono.
Las tiendas de Penhaligon’s de Reino Unido y de Asia están siendo las primeras en probar la herramienta Magic Monocle. Además, el cliente podrá navegar por la oferta olfativa de la marca mientras crea una lista de deseos para probar y comprar.
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la nueva experiencia de la cosmética
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Este proyecto se enmarca dentro de Puig Futures, la plataforma que la compañía lanzó hace dos años y que opera en tres áreas. La creación de nuevos modelos de negocio disruptivos, el acuerdo con otros innovadores y la inversión minoritaria en terceros.
La pandemia ha modificado completamente nuestra forma habitual de comprar cosmética. Durante este verano no ha sido posible probar el color de un labial en el dorso de la mano. Atrás también han quedado las demostraciones de maquillaje con brochas y pinceles sin esterilizar… Entrar en una perfumería y probar fragancias, gamas de maquillaje y tratamientos nuevos será una nueva experiencia en la que la tecnología jugará un papel fundamental.
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