[vc_row][vc_column][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»][/vc_column_text][gem_divider margin_top=»30″][/vc_column][/vc_row][vc_row css=».vc_custom_1561553716331{padding-bottom: 60px !important;}»][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Qué levante la mano la que no tenga, al menos, un vestido negro en su armario. El vestido negro es esa prenda que nunca debería salir de nuestro guardarropa, un básico imprescindible y equiparable, incluso, a los vaqueros o a la camisa blanca. Sin embargo, a pesar de haber estado siempre presente y de haber gozado de momentos estelares, ha habido momentos en los que no se le ha prestado la atención que merecía. Pasó con el auge del athleisure, con la llegada de normcore… y está sucediendo en 2020.
El año que transformó por completo nuestros hábitos de consumo, el que situó al chándal en el podium de las tendencias y el que delegó los pantalones vaqueros a un segundo plano, es aquel en el que también prescindimos del eterno vestido negro. Hasta ahora.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]A las puertas de Halloween –y aunque este promete ser el más atípico que recordemos–, resurge el interés por esta prenda ubicua, versátil y elegante. Y que lo mismo vale para improvisar un atuendo para la noche más terrorífica del año, que para asistir a una cena o, en función de la silueta, a la oficina.
Sobre la pasarela, la presencia de los vestidos ha sido realmente pronunciada, pero los negros superan con creces al resto. La novedad es que, esta temporada, el vestido que proponen en los desfiles es la versión más dark: de manga larga y, casi siempre, con escote cerrado –aunque también hay alguno que deja los hombros al descubierto y con escote en pico–, en suave terciopelo, satinado o bordado. [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row full_width=»stretch_row_content» equal_height=»yes»][vc_column width=»1/2″ css=».vc_custom_1604051626545{background-image: url(https://adictic.com/wp-content/uploads/2020/10/INT_1-5.jpg?id=4434) !important;background-position: center !important;background-repeat: no-repeat !important;background-size: cover !important;}»][gem_divider margin_top=»400″][/vc_column][vc_column width=»1/2″ disable_custom_paddings_mobile=»true» css=».vc_custom_1561556193635{padding-top: 50px !important;padding-right: 80px !important;padding-bottom: 50px !important;padding-left: 80px !important;background-color: #000000 !important;}»][vc_row_inner][vc_column_inner offset=»vc_hidden-xs»][gem_divider margin_top=»130″][/vc_column_inner][/vc_row_inner][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]
La novedad es que, esta temporada, el vestido que proponen en los desfiles es la versión más dark: de manga larga y, casi siempre, con escote cerrado.
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Por eso, y a pesar de que su uso suele estar asociado a la noche, la nueva normalidad impone sus propias reglas de estilo, con lo que no queda más opción que adaptarnos. Y, en esto, el vestido negro es el mejor. [/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Tanto si pretendes lucirlo a plena luz del día como si vas a ponértelo cuando oscurezca, existen algunos “tips” de estilismo que harán de tu vestido negro el look perfecto para cualquier escenario. Los accesorios como cinturones, zapatos planos, una mochila en lugar de un bolso, botas militares o un jersey de cuello alto serán capaces de despojarle de cualquier exceso de sofisticación nocturna. Pero si, por el contrario, lo que quieres que se convierta en el mejor atuendo de Halloween permite que se muestre tal cual es.
Fotos: Cortesía de Vogue.com.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][gem_image position=»centered» src=»4435″][/vc_column][/vc_row]