La alargada sombra del “vestidito negro” (o Little Black Dress)

Es uno de los mayores hitos de la moda y no cede al paso del tiempo. Celebramos la enésima reinvención del Little Black Dress.

La alargada sombra del “vestidito negro” (o Little Black Dress)

[vc_row][vc_column][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»][/vc_column_text][gem_divider margin_top=»30″][/vc_column][/vc_row][vc_row css=».vc_custom_1561553716331{padding-bottom: 60px !important;}»][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]La reina Victoria vistió de luto durante cuarenta años tras la muerte de su marido, el príncipe Alberto. Ella, sin saberlo, fue la precursora de uno de los iconos más repetidos a lo largo de la historia de la moda, porque ninguna otra prenda posee tantas vidas como el vestido negro que, en realidad, ya no es tan little. El que fuera el mayor símbolo del luto durante la época eduardiana adquirió connotaciones mucho más liberadoras con la llegada de las flappers y los felices años 20.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Ellas, con sus faldas de flecos y sus atrevidos cortes de pelo redefinieron la forma de vestir de las mujeres e hicieron suyo el vestido negro, que pasó de la constricción a la modernidad gracias a Gabrielle Chanel y a su obsesión por transformar el armario femenino en algo mucho más funcional. La influencia de sus diseños, fáciles y ponibles, marcaron un antes y un después en la vida de todas las mujeres.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row full_width=»stretch_row_content» equal_height=»yes»][vc_column width=»1/2″ css=».vc_custom_1597079886411{background-image: url(https://adictic.com/wp-content/uploads/2020/08/celine-scaled.jpg?id=2435) !important;background-position: center !important;background-repeat: no-repeat !important;background-size: cover !important;}»][gem_divider margin_top=»400″][/vc_column][vc_column width=»1/2″ disable_custom_paddings_mobile=»true» css=».vc_custom_1561556193635{padding-top: 50px !important;padding-right: 80px !important;padding-bottom: 50px !important;padding-left: 80px !important;background-color: #000000 !important;}»][vc_row_inner][vc_column_inner offset=»vc_hidden-xs»][gem_divider margin_top=»130″][/vc_column_inner][/vc_row_inner][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]

«Yo impuse el negro. Todavía es un color fuerte hoy en día. El negro arrasa con todo lo que hay a su alrededor». (Gabrielle «Coco» Chanel).

[/vc_column_text][gem_divider margin_top=»70″][vc_row_inner][vc_column_inner offset=»vc_hidden-xs»][gem_divider margin_top=»80″][/vc_column_inner][/vc_row_inner][/vc_column][/vc_row][vc_row css=».vc_custom_1561554148183{padding-top: 80px !important;padding-bottom: 60px !important;}»][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Sin embargo fue la gran pantalla la que, definitivamente, popularizó el Little Black Dress y contribuyó a popularizar la semilla que daría lugar a los vestidos negros más icónicos de la historia. Inolvidable el de Audrey Hepburn como Holly Golightly en Desayuno con diamantes (1961), firmado por Hubert de Givenchy, pero también todos los vestidos de cóctel que Diana de Gales llevó durante los 80 y las versiones de satén que Sarah Jessica Parker lució en los 90 y que representaron el espíritu minimalista de la época. La década del grunge y de Nirvana fue también la del LBD.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Fue entonces cuando Elizabeth Hurley pisó la alfombra roja de la mano de Hugh Grant enfundada en una arrebatadora creación de Versace, pero también cuando nació el famoso vestido venda del francés Hervé Lèger y el ajustado modelo corpiño de Dolce & Gabbana llegó a lo más alto del cielo de las tendencias. Que nadie lo ponga en duda, hay tantos vestidos negros como mujeres y existe un vestido negro para cada mujer.

 [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][gem_image position=»centered» src=»2438″][/vc_column][/vc_row][vc_row css_animation=»bottom-to-top» css=».vc_custom_1561555563953{padding-top: 55px !important;padding-bottom: 10px !important;}»][vc_column offset=»vc_col-md-6″][gem_quote style=»1″ no_paddings=»1″ custom_style=»1″ background_color=»#000000″ text_color=»#ffffff» quote_color=»#656565″]

¿Acaso alguien ha podido olvidar a Audrey Hepburn como Holly Golightly enfundada en un vestido negro de Hubert de Givenchy?

[/gem_quote][/vc_column][vc_column offset=»vc_col-md-6″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]En la práctica, es su gran versatilidad lo que lo convierte en un básico y lo hace imbatible a los embistes del paso del tiempo. El LBD puede ser sexy, pero también sofisticado, austero e intelectual. Funciona en el marco del dresscode más estricto, pero también en un ambiente relajado e informal. Es quizá su condición de todoterreno de la moda lo que lo convierte en un asiduo de las pasarelas cada temporada.[/vc_column_text][gem_divider margin_top=»50″][/vc_column][/vc_row][vc_row full_width=»stretch_row_content» equal_height=»yes»][vc_column width=»1/2″ disable_custom_paddings_mobile=»true» css=».vc_custom_1561556075303{padding-top: 50px !important;padding-right: 80px !important;padding-bottom: 50px !important;padding-left: 80px !important;background-color: #000000 !important;}»][vc_row_inner][vc_column_inner offset=»vc_hidden-xs»][gem_divider margin_top=»130″][/vc_column_inner][/vc_row_inner][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]

No hay temporada en la que la pasarela no recupere el vestido negro. A veces de manera más evidente y otras más velada, el LBD es, probablemente, uno de los mayores iconos que ha dado la historia de la moda.

[/vc_column_text][gem_divider margin_top=»70″][vc_row_inner][vc_column_inner offset=»vc_hidden-xs»][gem_divider margin_top=»80″][/vc_column_inner][/vc_row_inner][/vc_column][vc_column width=»1/2″ css=».vc_custom_1597081219532{background-image: url(https://adictic.com/wp-content/uploads/2020/08/balenciaga-1-scaled.jpg?id=2442) !important;background-position: center !important;background-repeat: no-repeat !important;background-size: cover !important;}»][gem_divider margin_top=»400″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»][/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row css=».vc_custom_1561554170033{padding-top: 80px !important;padding-bottom: 60px !important;}»][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]El próximo otoño recoge la herencia del pasado para reinterpretar su propia versión del LBD a través de firmas como Balenciaga, Celine o Chanel. Desde la silueta barroca de terciopelo negro del Celine de Hedi Slimane hasta la rejilla que firma Virginie Viard para Chanel, pasando por la austeridad de Balenciaga, no hay tendencia que la pasarela no contemple.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Entonces ¿qué tiene ese vestido para que no haya mujer que se le resista? Básicamente que se adapta a quien lo lleva, ahí es nada. Por eso, la prenda que tan pronto eliges para acudir a un funeral, como para asistir a una fiesta condensa, en tan solo unos cuantos metros de tela, la esencia de la moda contemporánea.

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