[vc_row][vc_column][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»][/vc_column_text][gem_divider margin_top=»30″][/vc_column][/vc_row][vc_row css=».vc_custom_1561553716331{padding-bottom: 60px !important;}»][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]La década de los 90 estuvo marcada por Kate Moss, el heroin chic –escena de la la modelos británica era su máximo exponente–, y el grunge. Fue entonces cuando las modelos pasaron a ser objeto de admiración como, hasta el momento, lo habían sido los artistas. Sin embargo, se trataba de una relación poco saludable, salpicada de excesos en forma de alcohol y drogas y cuerpos inalcanzables para la mayoría de los mortales.
Sin embargo, en la segunda década del nuevo milenio, las cosas empezaron a cambiar. El auge de las redes sociales y, sobre todo, las demandas de un nuevo público que reclamaba más naturalidad, dio lugar al movimiento body positive. ¿Sus reivindicaciones? Cuerpos más reales y más diversos. Fue el momento en el que aparecieron las primeras modelos curvy. [/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Aquellos fueron los primeros pasos para construir una nueva escena fashion que se flexibilizaba y satisfacía las demandas del público a golpe de diversidad e inclusión. Y así hasta 2020. Las modelos in between, es decir, aquellas que no son consideradas tallas grandes pero que tampoco encajan en el único canon de la talla 36 que dominaba el retail hasta hace bien poco, adquieren cada vez un mayor protagonismo ante una industria que afronta retos inimaginables hasta ahora. Ellas representan la escala de grises, el terreno en el que nos encontramos una gran parte de la población, las que no son gordas, pero tampoco delgadas.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row full_width=»stretch_row_content» equal_height=»yes»][vc_column width=»1/2″ css=».vc_custom_1605692937529{background-image: url(https://adictic.com/wp-content/uploads/2020/11/int1-26.jpg?id=4822) !important;background-position: center !important;background-repeat: no-repeat !important;background-size: cover !important;}»][gem_divider margin_top=»400″][/vc_column][vc_column width=»1/2″ disable_custom_paddings_mobile=»true» css=».vc_custom_1561556193635{padding-top: 50px !important;padding-right: 80px !important;padding-bottom: 50px !important;padding-left: 80px !important;background-color: #000000 !important;}»][vc_row_inner][vc_column_inner offset=»vc_hidden-xs»][gem_divider margin_top=»130″][/vc_column_inner][/vc_row_inner][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]
Ellas representan la escala de grises, el terreno en el que nos encontramos una gran parte de la población, las que no son gordas, pero tampoco delgadas.
[/vc_column_text][gem_divider margin_top=»70″][vc_row_inner][vc_column_inner offset=»vc_hidden-xs»][gem_divider margin_top=»80″][/vc_column_inner][/vc_row_inner][/vc_column][/vc_row][vc_row css=».vc_custom_1561554148183{padding-top: 80px !important;padding-bottom: 60px !important;}»][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]En cuestión de tallas, las modelos in between serían aquellas que se encuentran en la horquilla que comprende desde la 38 hasta la 42 –las plus size son las que parten de la talla 42–. Esto, sin embargo, tiene algunos inconvenientes relativos al sistema de tallaje y es que, al no ser universal, la talla 40 de una tienda puede ser sensiblemente más grande o más pequeña que la de otra. Sea como sea, son tallas que apelan a la mayor parte de la población.
Con este nuevo movimiento, la industria no solo pretende satisfacer las demandas de nuevas generaciones que exigen más naturalidad, sino también mejorar sus e-commerce, que necesitan una mayor diversidad de cuerpos para vender sus productos. [/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Y si Ashley Graham fue el icono de belleza plus size y la que abrió el camino a todas las demás, las modelos in between parecen estar representadas por Jill Kortleve, que ha protagonizado el e-commerce de Zara y ha desfilado para firmas de lujo como Jacquemus, Molly Goddard o Michael Kors.
Sin embargo, y a pesar de que es una buena noticia, no se borran de un plumazo todos los mensajes que nos han ido lanzando durante años y años a través de películas, campañas de publicidad, revistas de moda… en los que se ensalzaba un modelo único: mujer blanca, alta, delgada y, a ser posible, rubia. Todo apunta a que serán las generaciones que crezcan con nuevos iconos, muchos más diversos, los que realmente asuman este cambio como un proceso natural.
Fotos: Cortesía de Vogue.com[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][gem_image position=»centered» src=»4823″][/vc_column][/vc_row]