[vc_row][vc_column][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»][/vc_column_text][gem_divider margin_top=»30″][/vc_column][/vc_row][vc_row css=».vc_custom_1561553716331{padding-bottom: 60px !important;}»][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]El inicio de la pandemia de la covid-19 en Europa coincidió a finales del pasado febrero con las semanas de la moda de Milán y París, cuyas últimas jornadas transcurrieron entre cancelaciones y desfiles a puerta cerrada. Siete meses después, las fashion weeks del mes de septiembre confirmaron las sospechas: la pandemia había obligado a una industria encorsetada e inamovible a acelerar su conversión digital. Los desfiles tradicionales fueron sustituidos por lookbooks, vídeos y streamings, sin embargo, no fueron pocas las marcas que se resistieron a dejar de lado la fórmula presencial de toda la vida y decidieron presentar sus colecciones a la vieja usanza, es decir, a través de desfiles físicos. Por supuesto, manteniendo la distancia de seguridad entre el público asistente, mucho más reducido, y haciendo obligatorio el uso de la mascarilla, pero desfiles al fin y al cabo. Ante esto cabe preguntarse si la covid-19 ha llegado para remover los cimientos de una industria que no se caracteriza, precisamente, por su flexibilidad, o solo ha sido un espejismo producto de la situación de emergencia. [/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Un ejemplo evidente fue el desfile del diseñador francés Simon Porte Jacquemus. Las primeras semanas de la moda que se celebraron en plena pandemia fueron las masculinas, con lo que la mayoría de las propuestas apostaron por formatos digitales y nuevos soportes. Pero, paradójicamente, fue el desfile de Jacquemus –celebrado en los campos de trigo de la campiña francesa– el que obtuvo, con diferencia, una mayor repercusión mediática. Es decir, que a pesar de las numerosas voces que predecían el final de los desfiles tal y como los conocíamos, lo tradicional fue capaz de borrar de un plumazo cualquier atisbo de preferencia por lo digital. Y eso a pesar de las enormes dificultades que entraña celebrar un evento de este tipo en plena emergencia sanitaria.
Una vez clausuradas las semanas de la moda masculina, un informe publicado por The business of fashion no hacía sino confirmar lo que parecía evidente. De la docena de firmas de lujo que lanzaron contenido relacionado con las semanas de la moda de París y Milán, ninguna de ellas se acercó siquiera al impacto generado por sus correspondientes desfiles el año anterior. Es decir que, en pleno siglo XXI, ningún formato había sido capaz de hacer sombra al show de toda la vida. [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row full_width=»stretch_row_content» equal_height=»yes»][vc_column width=»1/2″ css=».vc_custom_1605272884786{background-image: url(https://adictic.com/wp-content/uploads/2020/11/int1-20.jpg?id=4741) !important;background-position: center !important;background-repeat: no-repeat !important;background-size: cover !important;}»][gem_divider margin_top=»400″][/vc_column][vc_column width=»1/2″ disable_custom_paddings_mobile=»true» css=».vc_custom_1561556193635{padding-top: 50px !important;padding-right: 80px !important;padding-bottom: 50px !important;padding-left: 80px !important;background-color: #000000 !important;}»][vc_row_inner][vc_column_inner offset=»vc_hidden-xs»][gem_divider margin_top=»130″][/vc_column_inner][/vc_row_inner][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]
De la docena de firmas de lujo que lanzaron contenido relacionado con las semanas de la moda de París y Milán, ninguna de ellas se acercó siquiera al impacto generado por sus correspondientes desfiles el año anterior.
[/vc_column_text][gem_divider margin_top=»70″][vc_row_inner][vc_column_inner offset=»vc_hidden-xs»][gem_divider margin_top=»80″][/vc_column_inner][/vc_row_inner][/vc_column][/vc_row][vc_row css=».vc_custom_1561554148183{padding-top: 80px !important;padding-bottom: 60px !important;}»][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Sin embargo, el fashion business, al igual que la mayor parte de los sectores afectados por lo extraordinario de la situación, necesita tiempo para encontrar su sitio. Las marcas necesitan ser más ágiles que nunca para adaptar el formato de sus eventos a los vaivenes de los tiempos que corren, pero no existe una fórmula universal que asegure el éxito de un desfile de moda. Cuatro décadas después de que los desfiles abandonasen los salones privados de las casas, parece lógico pensar que el futuro pasa por lo híbrido, sin embargo, este cambio de paradigma ha llegado rápido y atropelladamente, sin margen de tiempo para que las marcas hiciesen frente a la extraordinaria situación. Aún así, en este formato híbrido, la experiencia física continuará siendo, probablemente, una parte importante de la industria y el verdadero éxito lo alcanzarán aquellas marcas que sean capaces de fusionar los dos formatos. [/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Lo que de momento es incontestable es que, mientras estén prohibidas las reuniones y las aglomeraciones de mucha gente, la industria tendrá que continuar adaptándose e ideando fórmulas para manejar el presente y demostrar que otra realidad es posible incluso en una industria que se aferra poderosamente a las viejas costumbres.
La semana de la Alta Costura de París lo intentó con una propuesta en la que nombres como Valentino e Iris Van Herpen presentaron sus colecciones a través de proyectos audiovisuales con tintes de Fashion Film, y la Semana de la Moda de Londres hizo lo propio con un calendario enteramente digital en el que, sin embargo, algo falló. De hecho, la propuesta británica generó un impacto en redes hasta un 55% menor que la misma semana del año anterior.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que las circunstancias en las que se desarrollaron las pasadas ediciones de las semanas de la moda fueron completamente extraordinarias y estuvieron rodeadas de dificultades y medidas restrictivas –necesarias– para tratar de controlar la pandemia. Uno de los factores que, probablemente, más influyó en los resultados negativos de este año, fue la imposibilidad para viajar. Los editores no podían desplazarse a Milán o a París, con lo que los asistentes, si es que los había, se limitaban a la prensa del país. Lo mismo sucedió con celebrities e influencers, elementos clave para que una propuesta tenga una mayor o menor repercusión mediática.
Fotos: Cortesía de Vogue.com.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][gem_image position=»centered» src=»4740″][/vc_column][/vc_row]