[vc_row][vc_column][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»][/vc_column_text][gem_divider margin_top=»30″][/vc_column][/vc_row][vc_row css=».vc_custom_1561553716331{padding-bottom: 60px !important;}»][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Hace algunas semanas, un amigo me comentaba que, para una reunión importante por Zoom, se puso su corbata favorita, se peinó lo mejor que pudo y se perfumó con su fragancia favorita –en su caso, Eau de Néroli Doré, de Hermès–. ¿Por qué usar perfume si nadie va darse cuenta?, pensarán algunos. Alguien me decía también que, antes de comenzar su jornada de teletrabajo cada mañana, se daba una ducha, se vestía y se ponía su perfume favorito. Ante esto, podría parecer que encontrar un aroma que nos guste y que nos haga sentir bien, podría tener mucha más importancia de la que pensamos. [/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]La mayor parte de las personas tenían una rutina beauty previa a la pandemia que solía incluir el perfumarse como un gesto de belleza más. Sin embargo, muchos no han vuelto a las oficinas y han prescindido, consciente o inconscientemente de usar perfume durante estos meses. De esto podemos extraer una conclusión importante: para muchos, el hecho de perfumarse no es algo que hagan para agradar a los demás, sino para sentirse mejor con ellos mismos. Los aromas se han transformado, a medida que pasaban las semanas de confinamiento, no solamente en una vía de escape para nuestro cerebro, sino también en un gesto rutinario destinado a construir “un fondo de armario de fragancias”. [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row full_width=»stretch_row_content» equal_height=»yes»][vc_column width=»1/2″ css=».vc_custom_1603194254845{background-image: url(https://adictic.com/wp-content/uploads/2020/10/int-1.jpg?id=4200) !important;background-position: center !important;background-repeat: no-repeat !important;background-size: cover !important;}»][gem_divider margin_top=»400″][/vc_column][vc_column width=»1/2″ disable_custom_paddings_mobile=»true» css=».vc_custom_1561556193635{padding-top: 50px !important;padding-right: 80px !important;padding-bottom: 50px !important;padding-left: 80px !important;background-color: #000000 !important;}»][vc_row_inner][vc_column_inner offset=»vc_hidden-xs»][gem_divider margin_top=»130″][/vc_column_inner][/vc_row_inner][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]

Construir un fondo de armario a base de perfumes es, en realidad, lo opuesto a tener una sola fragancia favorita. Pero, de la misma manera que uno suele tener diferentes prendas de ropa para combinar, ¿por qué no elegir uno u otro aroma en función de las ocasiones o de nuestros estados de ánimo?

[/vc_column_text][gem_divider margin_top=»70″][vc_row_inner][vc_column_inner offset=»vc_hidden-xs»][gem_divider margin_top=»80″][/vc_column_inner][/vc_row_inner][/vc_column][/vc_row][vc_row css=».vc_custom_1561554148183{padding-top: 80px !important;padding-bottom: 60px !important;}»][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Construir un fondo de armario a base de perfumes es, en realidad, lo opuesto a tener una sola fragancia favorita. Pero, de la misma manera que uno suele tener diferentes prendas de ropa para combinar, ¿por qué no elegir uno u otro aroma en función de las ocasiones o de nuestros estados de ánimo?

Nuestro olfato es el más primitivo y el más desarrollado de nuestros sentidos. Mucho antes de hablar, escuchar y ver, nuestro organismo reaccionaba de manera automática a diferentes estímulos olfativos del aire o del ambiente. Esto es porque la nariz humana contiene más de mil receptores de olor mientras que, nuestros ojos solamente captan cuatro tipos de luces diferentes. Los olores perduran en nuestro cerebro durante mucho tiempo y son capaces de provocarnos diversas emociones, algunas muy intensas. Esto podría explicar, en parte, el hecho de que en nuestra sociedad existan infinitos tipos de fragancias, algo que ya sucedía en las antiguas civilizaciones como la griega. [/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Por otro lado, cada vez son más los que se atreven a “construir” su propio perfume pulverizando un aroma sobre otro. Para explicarlo, volvemos a recurrir al símil de la ropa. Está bien tener diferentes outfits a los que recurrir en una u otra ocasión, pero es mucho mejor ser capaces de componer un fondo de armario que nos permita combinar las diferentes prendas a nuestro antojo. En el mundo de los perfumistas, esto todavía es algo inaceptable, sin embargo, son más los que defienden este nuevo gesto beauty.

 [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][gem_image position=»centered» src=»4199″][/vc_column][/vc_row][vc_row css_animation=»bottom-to-top» css=».vc_custom_1561555563953{padding-top: 55px !important;padding-bottom: 10px !important;}»][vc_column offset=»vc_col-md-6″][gem_quote style=»1″ no_paddings=»1″ custom_style=»1″ background_color=»#000000″ text_color=»#ffffff» quote_color=»#656565″]

 Los olores perduran en nuestro cerebro durante mucho tiempo y son capaces de provocarnos diversas emociones, algunas muy intensas.

[/gem_quote][/vc_column][vc_column offset=»vc_col-md-6″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]En 2018, la compañía de belleza norteamericana DS & Durga, decidió lanzar “I don’t know what”, una nueva fragancia cuya principal función era intensificar las notas olfativas de otros aromas, es decir, un perfume para mezclar con otros perfumes. Algo que, a pesar de ser visto por muchos como una “sacrilegio”, puede enseñarnos muchas cosas sobre nosotros mismos, sobre todo cuando estamos obligados a pasar largas horas en nuestras casas.

Fotos: Cortesía de Tom Ford, Penhaligon’s y Jo Malone.[/vc_column_text][gem_divider margin_top=»50″][/vc_column][/vc_row]