Por qué comprar ropa en 2020 ya no se lleva

Comprar ropa es muy 2019. Las plataformas de alquiler de prendas de vestir están escribiendo un nuevo capítulo que augura cambios en la industria.

Por qué comprar ropa en 2020 ya no se lleva

[vc_row][vc_column][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»][/vc_column_text][gem_divider margin_top=»30″][/vc_column][/vc_row][vc_row css=».vc_custom_1561553716331{padding-bottom: 60px !important;}»][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Volvamos a un mundo pre-pandemia, ese en el que el último vestido de lunares de Zara ocupaba todos los titulares de las revistas de tendencias y que era capaz de provocar una necesidad imperiosa de salir corriendo a por él. Pero eso era antes, en un mundo en el que el coronavirus todavía no existía. Puede, incluso, que ese vestido te lo pusieses solamente una vez y, después, se quedase en tu armario durante muchos meses viendo la vida pasar. Pero esta actitud no es la que representa a los consumidores en la nueva normalidad, hasta el punto de que muchas voces expertas se preguntan ¿por qué comprarnos todos el mismo vestido? ¿Qué placer culpable se encuentra detrás de llevar todos lo mismo? ¿Por qué la gente no se lo compra y, simplemente, lo comparte con los demás?

Es ahí donde las plataformas de alquiler de ropa entran en juego. Con una larga tradición en Estados Unidos gracias al éxito de la página web Rent the Runway, hasta hace bien poco tiempo, el alquiler de piezas de ropa se reservaba solamente para ocasiones especiales en Europa. Sin embargo, muchos editores de moda empezaron a alabar esta modalidad a través de sus cabeceras o de sus websites de referencia. Alquilar ropa no solamente se estaba convirtiendo en una manera más accesible de llevar piezas de marcas de lujo que nunca podrías comprar sino que, además, era mucho más sostenible que comprar al ritmo vertiginoso que nos proponía el fast fashion. Pero justo cuando este modelo estaba apenas tomando forma la covid-19 nos estalló en la cara. [/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Con todos los eventos sociales cancelados y con el miedo a contagiarse a través de posibles superficies contaminadas, resultaba lógico pensar que el sistema de alquiler de ropa no funcionaría porque ¿quién querría ponerse un vestido que otros se han puesto antes? Pues la respuesta es sorprendente: muchos. 

La plataforma británica By rotation nació en octubre de 2019 y rápidamente empezó a ganar popularidad gracias a su cuidada oferta de prendas de marcas de culto. Según sus fundadores, el número de usuarios de la aplicación prácticamente se ha duplicado desde marzo y la lista de espera para alquilar algunos artículos también se ha incrementado significativamente. Durante el verano y a pesar de estar a punto de tener que echar el cierre, los célebres almacenes Selfridges decidieron lanzar Project Earth, una iniciativa que incluía su propia plataforma de alquiler de ropa en colaboración con una veterana, Hurr. [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row css=».vc_custom_1561554148183{padding-top: 80px !important;padding-bottom: 60px !important;}»][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]El sistema de funcionamiento de la mayoría de estas aplicaciones es tan sencillo como pueda parecer. Los usuarios conectan unos con otros para alquilar la prenda que deseen, siempre cumpliendo unas normas de higiene que establece la marca y sin intervención de la plataforma. Vendría a ser algo similar a un Air Bnb, pero con ropa. Cuanto pagues por alquilar (o cobres por ser tú el que alquila), depende, lo mismo que el tiempo que puedes disfrutar una determinada prenda (aunque suele haber un mínimo de cuatro días). Algunas aplicaciones funcionan a través de suscripciones. Los usuarios suelen pagar una cuota fija mensual por alquilar un número determinado de prendas. 

¿Y cuál es la diferencia entre este nuevo sistema de alquiler de prendas y el que ya existía? Las principales diferencias radican, sobre todo, en el tipo de ropa. Antes del coronavirus, las prendas que los usuarios solían buscar eran vestidos para ocasiones especiales y artículos de fiesta. Tras la covid y con las reuniones sociales limitadas al máximo, lo que más se busca son prendas casuales, para el día a día. [/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Otra de las razones que explican el éxito de este tipo de aplicaciones es el “síndrome Marie Kondo”. Durante el confinamiento, muchas personas fueron conscientes de las dimensiones de sus hogares y tomaron la decisión de dejar de acumular cosas en la medida de lo posible. Los beneficios medioambientales son otras de las razones que contribuyen a popularizar este modelo de consumo. Según Greenpeace, la producción de ropa se ha duplicado en los últimos 15 años, lo que sitúa a la industria de la moda a la cabeza de las más contaminantes del mundo. Pero lo más interesante de este método es, según sus promotores, no solamente que el consumidor lo perciba como algo bueno y sostenible con el planeta, sino como algo que también es bueno para uno mismo. Ahí es donde empieza a producirse el cambio real.

Fotos: Cortesía de Vogue.com.

 

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