[vc_row][vc_column][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»][/vc_column_text][gem_divider margin_top=»30″][/vc_column][/vc_row][vc_row css=».vc_custom_1561553716331{padding-bottom: 60px !important;}»][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Si tienes entre 18 y 44 años puede que la zona de tu cuello y clavícula esté envejeciendo prematuramente. El concepto “tech neck” –término muy de moda en Estados Unidos–, comenzó a popularizarse para referirse a un nuevo tipo de arrugas: las arrugas tecnológicas. Puede que esto te suene a chino o quizá ya estés familiarizada con un término que, desafortunadamente, afecta a la gran mayoría de la población, tanto femenina como masculina. El uso generalizado de los ordenadores portátiles, tablets y, sobre todo, teléfonos móviles, está afectando a nuestra piel mucho más de lo que creemos. [/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Los informes arrojan datos preocupantes: miramos las pantallas de nuestros móviles una media de más de doscientas veces al día. Ese gesto repetido de bajar la barbilla constantemente es causante de múltiples trastornos, alteraciones cervicales y de la columna en general –no olvidemos que la cabeza pesa entre cuatro y cinco kilos y, al bajarla, la presión sobre nuestra columna es mayor-. Pero también, según los expertos, de unas arrugas en el cuello con unas características particulares (suelen ser en forma de acordeón o una sola en mitad del cuello). [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row css=».vc_custom_1561554148183{padding-top: 80px !important;padding-bottom: 60px !important;}»][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]En 2020, este problema se ha hecho todavía más acusado. El teletrabajo, las reuniones a través de Internet y la necesidad de estar constantemente conectados ha provocado que pasemos una gran parte de nuestro tiempo mirando pantallas. ¿Quién iba a predecir que un dispositivo que en teoría se creó para facilitarnos la vida sería el causante de una serie de catastróficas desdichas? [/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Pero ahí no acaba todo. No solo es el movimiento de la cabeza y el cuello el causante del deterioro de la delicada piel de esa zona. La luz azul que desprenden la mayoría de dispositivos tecnológicos también contribuye significativamente al envejecimiento prematuro de la piel.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][gem_image position=»centered» src=»4224″][/vc_column][/vc_row][vc_row css_animation=»bottom-to-top» css=».vc_custom_1561555563953{padding-top: 55px !important;padding-bottom: 10px !important;}»][vc_column offset=»vc_col-md-6″][gem_quote style=»1″ no_paddings=»1″ custom_style=»1″ background_color=»#000000″ text_color=»#ffffff» quote_color=»#656565″]
¿Quién iba a predecir que un dispositivo que en teoría se creó para facilitarnos la vida sería el causante de una serie de catastróficas desdichas?
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Sin embargo, no todo son malas noticias. Conscientes de las preocupaciones que vienen de la mano con el uso de las nuevas tecnologías, son muchas las marcas de belleza que han lanzado productos específicos para esas zonas. Los tiros van por hidratar mucho la zona con sérums y aceites –el escote y el cuello requieren la misma dosis de hidratación que la piel del rostro-, utilizar productos reafirmantes y redensificantes, exfoliar una vez a la semana y, la estrella de todas las rutinas beauty, utilizar protección solar. Además, si tu economía te lo permite, recurrir a los tratamientos en cabina de vez en cuando es un must para nuestra piel.
Fotos: Cortesía de Unsplash.[/vc_column_text][gem_divider margin_top=»50″][/vc_column][/vc_row]
